

Rufi, monstruito morado con bufanda azul, pidió galletas antes de cenar. Mamá Monstrua dijo: "Después de la sopa, tesoro". Rufi gritó; ENOJO apareció rojo y creció. "¡Ay!", maulló Mizu, escondiéndose bajo la mesa.

Mamá Monstrua respiró profundo y habló suave: "Estoy aquí". Rufi pateó la silla; ENOJO bufó y creció. Mizu asomó sus ojos; "No me gusta esperar", dijo Rufi. "Puedes decirlo con amor", respondió Mamá.

Entonces llegó CALMA, una esfera azul brillante, flotando. "Hola, Rufi", dijo con voz dulce. "Puedo ayudarte a respirar y decir lo que sientes". ENOJO resopló, curioso. Rufi sorbió la nariz: "¿De verdad?"

"Inhala como si olieras flores", brilló CALMA. "Exhala como si apagaras velitas". Rufi respiró con la panza; ENOJO se achicó un poquito. Mamá Monstrua sonrió orgullosa. Mizu salió y frotó su cabeza en la bufanda.

"Ahora, ponle nombre", dijo CALMA. Rufi tocó su pecho: "Estoy enojado y también triste". ENOJO se rascó la cabeza; se volvió más chiquito. "Gracias por decirlo", dijo Mamá. Mizu ronroneó, más valiente.

"¿Ves tu bufanda azul?", preguntó CALMA. "Tócalo, es tu botón de pausa". Rufi apretó la bufanda y contó: "Uno, dos, tres". ENOJO se detuvo, sorprendido. Mamá respiró con él.

"Ahora pide con amor", dijo CALMA, brillando. Rufi miró a Mamá: "Quiero galletas después de la sopa, por favor". "Sí, tesoro", respondió ella. ENOJO bostezó y encogió más. Mizu dio un saltito feliz.

Más tarde, un bloque no encajó y Rufi frunció el ceño. "Pausa", dijo, tocando su bufanda. Respiró y contó. ENOJO salió, pequeñito, luego hizo puf. Mizu empujó el bloque con su patita.

"Practiquemos voz de abrazo", canturreó CALMA. Rufi probó: "Mizu, ¿puedes apartarte, por favor?". Mizu maulló y se apartó contento. Mamá aplaudió suave. ENOJO, chiquitito, bailó divertido.

La sopa estaba muy caliente. Rufi apretó su botón de pausa y respiró. "Estoy molesto; esperaré un poquito", dijo. Mamá sopló la sopa con él. ENOJO se volvió un puntito.

CALMA brilló como una estrella. "Respira, siente, habla con amor", cantaron juntos. Rufi enseñó la canción a Mamá y a Mizu. Ellos repitieron, sonriendo. ENOJO, diminuto, hizo coros "puf, puf".

A veces Rufi aún se enoja. Pero ahora sabe calmarse y hablar con amor. Mizu se acurruca en su regazo. Mamá Monstrua le guiña un ojo. CALMA brilla; ENOJO saluda, pequeño y amable.