

Sebas jugaba feliz con su auto favorito en la sala. Maria Paz, su hermanita, se le acercó gateando y le sonrió. “¿Quieres jugar conmigo?” preguntó Sebas. Maria Paz agarró el auto de repente y salió gateando. Sebas se sintió un poco triste, pero recordó que ella es pequeña. "Ven, vamos a compartir el auto y jugamos juntos", le dijo sonriendo.

Sebas y Maria Paz empezaron a jugar juntos con el auto. Empujaban el auto de ida y vuelta entre risas y aplausos. "¡Corre, corre!" decía Sebas y Maria Paz reía. Aprendieron que jugar juntos es más divertido. Sebas le mostró cómo hacer que el auto dé vueltas. Maria Paz aplaudía y Sebas se sentía muy orgulloso de ser su hermano mayor.

Mientras jugaban, el auto chocó con una almohada y se detuvo. "¡Oh no!" exclamó Sebas. Maria Paz miró a Sebas esperando que arreglara el problema. Sebas quitó la almohada y le enseñó a Maria Paz cómo despejar el camino. "Ahora el auto puede pasar", explicó Sebas y siguieron jugando.

Mamá dijo: "Es hora de guardar los juguetes". Sebas ayudó a Maria Paz a poner los juguetes en la caja. "¡Tú puedes!", animó Sebas mientras Maria Paz lanzaba su peluche dentro. Guardaron el auto favorito con cuidado. "Así ayudamos a mamá y la casa queda bonita", dijo Sebas. Maria Paz sonrió y le aplaudió a su hermano.

Mamá trajo la cena: waffles calientitos con fruta. "¡Qué rico!", dijo Sebas emocionado. Maria Paz probó un pedacito y le encantó. "¿Quieres más?", preguntó Sebas compartiendo su plato. En eso llego papá de trabajar y todos cenaron juntos entre risas. La cena se sintió como una fiesta familiar.

Después de cenar, mamá dijo: "Hora de un baño rápido". Sebas ayudó a Maria Paz a escoger su patito de hule. Jugaron a las burbujas en la bañera mientras mamá los supervisaba. "¡Fíjate cómo la espuma hace un bigote!", bromeó Sebas. Maria Paz aplaudía y chapoteaba feliz. El baño se volvió otra aventura de hermanos.

Después del baño, Sebas eligió pijamas para él y Maria Paz. "Mira, la mía es de Pawpatrol", dijo Sebas señalando la suya. Ayudó a Maria Paz a ponerse su pijama suavecita. Mamá trajo un cuento y los sentó en la cama. Maria Paz se acurrucó con su peluche. Sebas se sentó a su lado, listos para escuchar la historia.

Mamá leyó un cuento sobre una familia de patitos que exploran un lago. "Como nosotros cuando jugamos juntos", susurró Sebas a Maria Paz. Maria Paz lo miró y le besó la mejilla. Los dos escuchaban atentos y soñaban con nuevas aventuras. "Mañana podemos ser patitos también", propuso Sebas. Maria Paz asintió con una sonrisa soñolienta.

Mamá arropó a Maria Paz y luego a Sebas. Sebas le dio un beso en la frente a su hermana. "Buenas noches, hermanita", susurró con cariño. Maria Paz balbuceó un "noche" mientras abrazaba su peluche. La habitación se llenó de silencio y tranquilidad. Los dos hermanos cerraron los ojos listos para soñar.

Ambos soñaron con pistas de autos y castillos de cojines. Sebas soñaba que guiaba a Maria Paz por grandes aventuras. En el sueño, ella reía y corría a su lado. "Siempre cuidaré de ti", decía Sebas en el sueño. Maria Paz se aferraba a su mano con confianza. Juntos prometieron tener más días de juegos y cariño.

Los primeros rayos del sol iluminaron la habitación. Sebas despertó y vio a Maria Paz ya despierta en su cuna. "¡Buen día!", exclamó Sebas acercándose a su hermana. Maria Paz sonrió y estiró los brazos para abrazarlo. "Hoy jugamos otra vez", dijo Sebas contento. Se preparaban para un nuevo día de aventuras juntos.

Mamà saludó y les propuso un paseo al parque. "¡Sí!" gritaron Sebas y Maria Paz emocionados. Tomados de la mano, salieron a explorar el mundo juntos. "Eres el mejor hermano mayor", parecía decir la sonrisa de Maria Paz. Sebas se sintió feliz y listo para nuevas aventuras. Y así, siguieron construyendo recuerdos día tras día.
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