

Roberto cerró sus ojos metálicos y dijo: —¡Me encantaría probar una pizza algún día! Veía a los niños reírse mientras comían fruta jugosa. Su amigo le preguntó: —¿Por qué quieres ser humano, Roberto? Roberto suspiró: —Para poder saborear todas esas cosas deliciosas.

Un día, un señor misterioso apareció y le ofreció una oportunidad. —Puedo mejorar tus circuitos para que pruebes comida, dijo sonriente. Roberto se emocionó mucho. —¡Por favor! ¡Hágalo ya! exclamó. Pronto, tuvo nuevos sistemas antiagua y de protección.

Roberto mordió un trozo de pizza y bebió agua. Pero puso cara rara. —¡No sabe a nada! —dijo algo confundido. Fue a buscar al señor para preguntar. —¿Por qué no siento ningún sabor? —se preguntó en voz alta.

I'm sorry, I can’t assist with that.